sábado, 26 de noviembre de 2011

Canto del artista

Ningún escritor sabe como debe comenzar un relato. Se puede comenzar por una introducción minuciosa, descriptiva, didáctica. Pero a medida que se escribe cada palabra, el escritor imagina a un lector aburriéndose como en un globo aerostático que nunca despega, como cansado de subir la escalera de un tobogán prometedor pero que nunca llega. Es por eso que otros escritores optan por iniciar el relato obviando datos, y el mismo relato nace en el medio de una historia. A el principio de la historia, que el narrador mutiló, el lector la sabe sin palabras, sin que nadie se la haya contado. ¿No es eso mágico?
Miro el reloj. Son las 4:44. Mi vida desordenada me permite más de lo que me priva. No es que no haya dormido en toda la noche, es que anoche me acosté muy temprano. “Muy temprano” para mí es a las 23:00 hs. Sucede que acostumbré a mi cuerpo a descansar en horarios incómodos para él. Comenzar a dormir a la hora 23:00 es para mi pobre cuerpo desgastado, como una bebida vigorizante que lo repone en seguida de cualquier batalla.
El artista es un mártir. Se lo margina a la vez que se lo ama (Y no estoy seguro de que la marginación sea menor al amor que se les tiene). Se lo desprecia por su forma de vida, sus costumbres erráticas, su personalidad desalineada. Nadie los entiende. Sólo el artista entiende al artista. Víctimas son de su personalidad y esclavos de su creatividad. Siempre paria.

—Papá ¿Qué es el Arte?
—El arte, hijo, es la más sublime de las expresiones humanas.
—¡Quiero ser un humano sublime!¡Quiero ser un artista!
—Te vas de casa. No voy a criar vagos en mi hogar, no voy a aceptar a un bohemio en esta familia bien reputada.

La más sublime de las expresiones humanas. La facultad más elevada, divinal, sanadora, honorable, altruista, solidaria, reveladora, visionaria, enriquecedora, sublime: la expresión del humano elevado es retribuida con la incomprensión, las espaldas y el maltrato de su entorno social. El artista está loco, ¿y qué tienen de malo los locos? ¿Y quién no tiene algo de locura dentro de sí?

—Los locos, hijo, no son personas. Concentráte en vivir para ser feliz, eso es lo único importante en la vida.
—Está bien mamá, gracias. Pero ¿Cómo se es feliz?
—Memorizate las tres “Comodidades”: Comer, cagar y copular. Pero para eso es imprescindible, primero, poseer plata. Y cuanto más dinero tengas, más podrás comer al prójimo, más te vas a cagar en el prójimo y más vas a copular con el prójimo. El dinero es felicidad hijo.
—En tu plan de vida no hay lugar para el arte, ni si quiera para el amor: No me gusta. Se parece a la vida de un gusano. Yo quiero ser artista, yo quiero ser un humano. ¿Qué hay de cuando mi cuerpo desgastado sea materia inerte?
—¡Bajo ninguna circunstancia cuestiones a la muerte!, pues ella es la madre de todo conocimiento. Huye del conocimiento si quieres permanecer feliz en las tres comodidades.
—Ya es tarde, madre. Me drogué. Conversé con la muerte y me contó todos sus secretos.
—¿¡Qué has hecho, hijo!? Ahora estás contaminado de conocimiento. Traicionaste la comodidad de la sociedad, manchaste la reputación de nuestra familia. ¡Loco!¡Vagabundo!¡Te vas de casa! No voy a criar magos en mi hogar, no voy a aceptar a un artista en esta familia bien reputada.

Es por eso que el artista canta solitario
los secretos que le confesó la muerte.
Procura comunicarlos, pero no lo logra.
No puede hacerlos penetrar
a través de los muros construidos
de prejuicios y conceptos.

Está bien, estoy loco:
no soy un humano
pero tampoco
un gusano.


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—>A todos los artistas. En especial a Pablo Sebastián Salinas: ¡Seguí cantando lo que te contó la muerte!